sábado, 5 de diciembre de 2009

La ventana.



A veces, desde mi ventana, se ve un torbellino de arena, un imperio atómico, calles tan muertas como el olvido, bosques que desfilan rociados de cabellos fronterizos, tan helados como antiguos capiteles; mujeres de arco iris, hombres que se retuercen de amor y odio, olas de diamantes, estrellas que vomitan, yonkis que brillan al son de un tamborilero, princesas tan suaves como escotes de Mayo, madonnas en caballos risueños, algún borracho diurno, y algún que otro vendedor de ilusiones alboreas.
A veces, desde mi ventana, me veo a mí mismo,
y río, lloro, bebo, salto, me suicido, amo, a veces muero, y otras resucito.