Crepitando en la noches pasionales,
así recuerdo el aurea de tu aliento,
un arpegio mortal de ausencia siento
en mi pecho, de lágrimas fatales.
Sin tu velo de besos inmorales
Sin tu velo de besos inmorales
la vida se me escapa, más no miento
si juro que a la ronca muerte tiento,
cada vez que me advierten dichos males.
Ornaríate el pecho de esmeraldas
en mi templo de vino y de guirnaldas.
Posa en tu trono de reina galante.
Deja que el viento sus penas suspire,
Deja que el viento sus penas suspire,
deja al violín que en los parques delire,
corona mi alma cual Venus triunfante.
Se te echaba de menos. Esta noche beberé a la salud de tus versos.
ResponderEliminarPorque merece ser coronada el alma de tan augusto vate. Besos sisifianos.
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