Oh hermanastra nacida del diamante,
de la sombra de trenes doloridos,
arrullas en tu vientre al viejo amante
del verso, que trotaba siempre errante,
por carriles de amores desvalidos.
Ha comenzado el circo mendicante,
la feria magistral de los perdidos,
el drama de la vida, que tajante,
asfixia al trotamundos y al mangante,
surcando un mar de llantos ya vencidos.
Y sigue la ruleta del fracaso,
girando enmarañada entre botellas,
y sigue la crueldad del fiero ocaso,
las ansias desbocadas en un vaso
de mentiras, verdades y querellas.
Y siguen las inmensas carreteras,
ardiendo con sus luces desangradas.
Al ritmo de cien mil cabareteras
naufragan desfondadas primaveras...
emergen las umbrosas madrugadas.
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